Daniiy#01
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 |  Tema: Esta sí es nuestra ÑBA  Sáb Sep 04 2010, 23:09 | |
|  ESPAÑA 80-72 GRECIA Ésta sí es nuestra ÑBA
Dícese del equipo campeón del mundo, de Europa y subcampeón olímpico que ahoga a sus rivales con una defensa aplastante, que ejecuta los contraataques de forma envidiable y que en ataque aprovecha la enorme capacidad anotadora de algunos de los mejores jugadores que hay en el panorama internacional. Esa es la definición de España que aparece en el diccionario del baloncesto mundial.
Cierto que refleja algunas excepciones. Véase: 1. La final del Eurobasket de España en 2007 ante Rusia. 2. Los choques ante Gran Bretaña y Turquía en el Eurobasket de 2009 en Polonia. Por lo visto hasta este sábado, los jugadores españoles parecían solicitar desesperadamente una revisión de 'su' término por considerarlo ajado, casi en desuso. Frente a Grecia se encargaron de que (por ahora) continúe permaneciendo vigente.
"Esto es un Mundial"
Desde el primer minuto del choque flotó en el ambiente una sensación inconfundible: la de baloncesto en estado puro. Un inicio frenético por ambos lados garantizaba al aficionado una tarde repleta de emoción e intensidad. Ni Grecia ni España defraudaron.
Los griegos no tardaron en recurrir a lo que mejor saben hacer. Spanoulis, Diamantidis y Zisis atosigaron a sus rivales con continuas penetraciones que siempre resultaron efectivas, también debido al desconcierto defensivo español. El '6' heleno, además, ofreció un 'clinic' de lanzamientos en suspensión desde 5 metros. Grecia se escapó (17-19) gracias a ese juego fluido pero la entrada de la segunda unidad de Scariolo, tan expuesta al debate en los últimos días, dio un pequeño vuelvo al marcador. 22-19 al finalizar el primer cuarto, triple de Llull incluido.
En el segundo periodo apareció Fran en toda su magnitud, que no es poca. El gallego dio un puñetazo sobre la mesa ante Líbano y está dispuesto a no levantar la mano. Sumó 4 puntos y 3 rebotes durante el escaso tiempo que permaneció en pista. Aunque lo más importante, huyendo del apartado estadístico, es el espíritu que contagia. Ha aumentado su nivel particular de intensidad y sus compañeros lo notan, hasta el punto de que se le echa en falta cuando no está.
Gracias a la 'rebelión de los suplentes', España estiró la diferencia hasta el 28-21. Pero el envite no consentía escapismo alguno. La igualdad entre ambos equipos así lo establecía. Zisis se encargó de demostrarlo situando el 28-27. Scariolo reaccionó con un tiempo muerto que cortó la proyección helena y que los suyos aprovecharon para poner de nuevo tierra de por medio (37-29), justo en el momento que Rudy (minuto 19) lanzaba (y anotaba) el primer tiro libre del campeón del mundo.
20 minutos para el recuerdo
Todo lo que sucedió a la vuelta de vestuarios (37-31 al descanso) justificó el pago de una entrada y la atención ante el televisor de casa. Para quien observara el partido desde el prisma de la neutralidad tuvo que ser una gozada. En cambio, los que sentían la pasión de un color vivieron una historia de rezos y súplicas. Las plegarias de unos fueron escuchadas, las de otros quedan guardadas para futuras ocasiones.
España y Grecia parecieron por momentos trasladar al basket alguno de los memorables combates entre Alí y Frazer. Los helenos arrancaron el segundo tiempo con un parcial de 0-7, construido sobre su acierto exterior, que hizo tambalearse contra las cuerdas a su rival. Scariolo tuvo que atender al herido en le esquina y el tratamiento surtió efecto (41-38). En este punto fue Kazlauskas quien optó por parar el juego. Los suyos volvieron a hacer gala de una gran puntería en las distancias lejanas con Spanoulis, Diamantidis y Zisis como protagonistas.
Momento crítico para el campeón. 45-51 en el minuto 27 y atisbos de nubarrones en el cielo de Estambul. En ese momento apareció la España que estaba escondida desde que el Mundial arrancase hace ya una semana. Su seleccionador demostró además porque ocupa ese puesto. Dispuso una zona como necesaria variante defensiva que ahogó a los griegos. Dio entrada a Fran, algo tardía se podrá entender, y todo ello provocó que el marcador volcase hacia el otro lado (52-51).
Así se llegó al último periodo, escenario de una batalla memorable. Surgió Rudy, justo cuando Zisis amenazaba con emular al jugador que fue en la primera parte. Acumuló balones y sacó personales por doquier. Diamantidis daba le réplica, empeñándose en no dejar escapara otra oportunidad ante su bestia negra. Pero dos robos, autoría de Ricky y Navarro, pusieron un 63-57 que no aparentaba ser definitivo pero sí indicativo.
Fran se marchó al banco, homenajeado por el sentir del aficionado, que ya le reclama con más frecuencia. Schortasinitis escribió las últimas líneas de la tragedia griega, dando muestras de que es un gran pivot. Pero Navarro alzó la voz. Reiteró que no hay en Europa un escolta mejor desde hace ya algunos años. Anotó un triple sideral para otro jugador, terrenal para alguien como él. Sumó seis de seis en tiros libres con una facilidad pasmosa, marca de la casa. Y situó a España ante la ocasión de gritar al mundo, incluida a una Serbia que espera en cuartos, que el equipo que enamoró al baloncesto ha recuperado la sonrisa. | |
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